RENACER

AUTOR: YOLAISI DAYAMIS GARCÍA VILLARREAL 

–HERMOSILLO 

Soy un cúmulo de experiencias tempranas, una veintena y seis años más. De profesión historiadora, amante de las letras. Me gusta el café y ver películas raras. Sueño con ser guionista, cineasta y autora publicada. Aprecio el arte en todas sus formas. Me encanta escuchar música; escribir es mi refugio ante este cruel y maravilloso mundo. En la vida real soy bibliotecaria y maestra de secundaria de historia y geografía. 

Soy optimista y un tanto ansiosa. Me identifico conmigo, ambigua e imperfecta. Cien por ciento humana. 

No sé bien qué historia es esta, ni sé bien de qué trata, pero podemos descubrirlo juntos. Tal vez se trate de una pequeña niña que habita debajo de una cama, escondida en la oscuridad. Un fantasma que de vez en cuando utiliza el cuerpo de una adulta. Una niña olvidada que asusta por su ternura. Esa niña brota con la música, danzando en los recuerdos de mi infancia. Envuelve con su mirada y su sonrisa. Sabe bien lo que hace, todo lo consigue; el abrazo de su padre, juguetes, y una casa del árbol repleta de amigos. 

Una niña que juega a fantasear. Ella recorre el mundo al dormir, soñando con alcanzar las estrellas. Le debemos honra, por eso escribo sobre ella y para ella. A veces me asusta cuando me recuerda que existe, aún vive y no se ha ido, brota de los olvidados rincones de mi alma, empolvados de adultez y responsabilidades. Ella me da miedo, siempre lo ha dado. Me provoca terror despertarla, porque entonces lucha por no volverse a dormir. Es una bruja. Este mundo la busca para matarla. En realidad, ya lo ha hecho varias veces. 

―¿Qué cosa? ―preguntó un afligido. 

―Morir ―respondí. 

Pero su aliento es infinito, renace cada vez, aunque el cuerpo que habita envejece, ella no. Existe y está ahí, latente, llena de miedo. 

Se cuestionó un inocente: ―¿A qué le puede tener miedo un fantasma? 

―A vivir en libertad ―Repliqué. 

A ser en plenitud ella, un fantasma, que nadie entiende, ni reconoce y por eso se esconde. Se disfraza de normalidad, los humanos la etiquetan como rara. Aún no descubren que es un fantasma: un fantasma de una niña y una bruja. Ella hace magia con sus historias e hipnotiza, no deja que descubran quién es en realidad. 

El fantasma de la niña bruja es atormentado por el miedo. 

―¿Han escuchado antes cosa semejante? ¿Un fantasma repleto de miedo? ―¿No sé supone que ellos son los que provocan pavor? ― cuestionó un sabio 

Entonces le expliqué lo que yo misma había tardado en entender: ―Eso es lo que dicen los humanos, pero realmente los temores de los humanos son los que asustan a los fantasmas. 

―¿Y quién eres tú? ―Me preguntó la vida. 

―Aún no lo sé, quizás soy la conciencia del fantasma. 

El cuerpo teme la cita. El fantasma teme la cita. Y así pasa la vida. 

El fantasma es versátil, es bruja y niña; tiene muchas historias que contar, pero siempre elige vivir solo una. 

El fantasma siente que está muriendo… 

Siente que se le acaba el tiempo al cuerpo donde habita, le dan pavor las agujas del reloj: tictac- tictac. Realmente aborrece ese sonido. 

Y recuerda aquellos días de gloria, donde la imaginación era lo único que mantenía con vida a la vida. 

Exclaman las voces del tormento: 

―¿Cuándo la soltarán? 

―¿Cuándo la dejarán vivir libremente? 

Susurran las voces del Cielo que habitan en lo profundo de su interior: 

―¿Cuándo dejará el miedo atrás y se entregará a las garras de la libertad? 

―Hoy― pronunció la niña bruja.