5 POEMAS DE ALBERT HERNÁNDEZ

AUTORA: ALBERT HERNÁNDEZ

JINOTEGA, NICARAGUA, 1988

Poeta, escritora y Lic. en Ciencias de la Educación con mención en Biología, nació el 6 de septiembre de 1988 en Jinotega, Nicaragua. A la edad de 6 años empezó a escribir sus primeros poemas, con el tiempo empezó a leer las obras de grandes como: Rubén Darío, Vicente Huidobro, André Breton y Ernest Hemingway. Parte de su trabajo literario ha sido publicado en revistas digitales nacionales e internacionales como: Revista ACIC (Nicaragua), Revista AZAHAR (España) y Revista Kametza (Perú), también en las antologías: 19-21 y Los pájaros escuchan de noche. Es colaboradora de periódicos y revistas de carácter cultural como: El Sol de Colombia, Diario Siglo XXI de España, El Sol de las Américas de República Dominicana, Diario Extra de Costa Rica y Diario Puebla de México. Albert es representante de la revista Ergo en Nicaragua, es miembro fundador del grupo literario Poetas de Sangre y Miel, donde creó el programa Poetas a la vista, con el objetivo de promover el arte en todas las dimensiones y de carácter multigeneracional. DISTINCIONES: Reconocimiento del Festival Internacional de Poesía de Estelí 2021 Reconocimiento de EXPO MODA Nicaragua por su aporte a la cultura.

TAN SOLO OBSERVO

 

Observo.

Y aunque pueda contemplar cada ángulo de tus manos,

no comprendo por qué labras cada día en círculos de nada

para arrojarlos al vacío.

Mientras en tu mochila pesada guardas recortes de algunas noches

ruinas de insomnios míos y de otros.

Así los doblas, sin esperanza alguna de que se conviertan en lila crepuscular.

Yo guardo solo una abstracta oscuridad en los ojos,

ya labré los días uno a uno, eran de espera,

están en el cementerio bajo de la suela de mis vans.



UN DÍA SIN PÁJAROS

 

Recuerdo con nostalgia

cuando todo esto era verde y noble.

Las frutas se descolgaban de los árboles

y las niñas no necesitaban de cirugías.

 

Hoy cierro los ojos y aparto de mi óptica un día

sin manzanas,

sin peras, sin nancites hasta sin arbustos.

Sería bonito retorcer el reloj obtusamente

y viajar a la mañana y tocar el sol

dejando la tarde en una esquinita de la ciudad,

o ir al mañana para morir de una vez

con la noticia del deterioro universal,

tocar las frutas y verlas coloridas a como se ven

las camisas Levis, Old Navy, Michael Kors en las

tiendas de lujo.

 

O verlas como racimos de miradas tristes de las

mujeres de un burdel.

Realmente sería bonito un universo con frutas:

dijo en su agonía un pajarito echado debajo de un árbol seco.



SIN MUTISMO

 

A ti,

hubo un Dios que te dio garganta de cristal.

Ellos oyeron tus gritos de vidrios rompiéndose

en la plaza por eso estás viva.

Las otras heredaron voz de ceniza.

Solo se oye como se quiebran

sus cuerpos cuando se sueltan

del alambre sepulcral que las sostiene.



POETA U HOJA

 

Quiero ser poeta o ser hoja,

y pertenecer a la rama de un árbol.

Ver al camello que pasa por el pasto de forma geométrica,

unas veces verlo como puede verlo una hoja,

otras como puede verlo una poeta,

o ver al caracol comer la simplicidad del polvo

o darle de comer mis íntimos ensueños de hoja o de poeta.

No sé la solución de un soñador,

esta vez ser hoja o poeta, igual me conviene,

para hacer una casa de hilos de lluvia y habitar fresca y viva.

 

 

POESÍA INMORTAL

 

Vivimos de aire que respira nuestra respiración.

Agonizamos en los sombreros.

Tiramos poemas envueltos en tiza

sobre la grama que se comen los caballos.

 

Luego pasan jinetes en caminata lírica

sobre nuestras tumbas.

La poesía no se ha muerto.